Autobombo (No, no me he embarazado a mí mismo)

Gracias.


Allí.

(¿Allí? ¿A qué demonios viene lo de allí?)

Hace hoy un par de años que alumbré Labios como espadas, título Alexandrino que me venía al pelo dada mi intención de repartir estopa y salpicar al mundo con mi bilis en maná (un poco al estilo de P. Carbonell y su Agüita amarilla, pero con más inquina). Podríamos decir que la criatura nació como una terapia y un ejercicio de diversión más que de estilo. Los primeros meses, cada una de las entradas que escribí acabaron vagando por el cibermundo, en una especie de limbo comunicativo, como muchos de sus antepasados en papel que hoy duermen el sueño de los justos en las cajas de cartón que se apilan en mi trastero. En la cadena emisor-mensaje-receptor, en consecuencia, quedaba irremediablemente huérfano el último eslabón, acaso el más importante. Lo cierto es que tampoco buscaba reconocimiento, y las palmaditas en la espalda que mi famélico ego escritor recibió no provinieron sino de las tres o cuatro personas que conocieron de la existencia de esta bitácora porque yo así quise que fuera, manteniendo mi engendro en la penumbra más absoluta.

(Aquí hay un salto temático que destroza el ritmo de la narración)

Mi interés por desinformarme a través de los medios tradicionales fue esfumándose a la vez que crecía mi afición por leer blogs, dando comienzo entonces la tarea de separar el heno de la paja, ardua por la desproporción con la que se amalgaman en la blogosfera. Con el tiempo, me convertí en parroquiano de otros pensamientos, y mi travesía errabunda por el desierto pronto acabó por tener paradas obligatorias en las que calmar mi sed y alimentar mis ganas de aprender y disfrutar: Theo, Awi, Necronomicón, Beta, Galina y Apát, Luna… se convirtieron en mi refugio, en el bálsamo en el que curarme de la mediocridad que todo lo asola en el espejo de Internet, reflejo inequívoco y triste de lo que somos cuando nadie nos mira.

(Aquí debería continuar el párrafo anterior, pero acabo de caer en un agujero negro de mi cerebro. Espera, creo que sobra el “de”. Sobra)

Así, este post que estaba pensado para sacar lustre a mi blog, mirarme el ombligo y hablar de sus entradas, sus comentarios y su pelusilla, termina mentando los vuestros, por envidia y admiración a partes iguales. Bueno, vale, lo dejamos en un 60/40.

(Aquí una excusa que intento hacer pasar por aclaración...)

Por primera vez publico sin releer o corregir la entrada, por falta de ganas y exceso de prisa. Entiendo que sabréis disculparme antes de que vuelva a encender el ordenador y recorra la secuencia personalizar/escritorio/editar entradas/suprimir, cosa que sucederá tan pronto como se me pase la resaca de mañana (o de pasado).

(...y aquí, por fin, acaba lo que debería haber terminado allí.

Lector perspicaz: - Buah… ¿era eso? Pues vaya tontunaca.

Autor honesto: - Tampoco es que la entrada sea para tirar cohetes, así que no sé a qué viene esa cara de decepción.

Ex lector: - Pues también es verdad.)

7 comentarios:

isabel dijo...
14 de febrero de 2010, 11:34

Pues a mi me gusta mucho como escribes - aún sin estar corregido- esos impúlsos literarios son únicos, luego ya se sabe, llegan los prejuicios y lo nublan todo.

Ruiz dijo...
14 de febrero de 2010, 11:40

Creo que lo harás, no dentro de un día o dos, sino de una semana. La resaca que te espera va a ser de las grandes, jajaja
Disfruta lo que yo no puedo disfrutar!!

J.Lorente dijo...
14 de febrero de 2010, 22:51

Pues a mí me encanta la actitud metafísica de esta entrada. Está muy bien que hables de tu experiencia Bloguera. De hecho, es parecida a la mía, aunque yo lleve menos tiempo que tú en estos lares. ¿A tí qué te voy a contar?

Un Besazo, J... Espero verte pronto (físicamente, se entiende).

Anónimo dijo...
16 de febrero de 2010, 15:12

Feliz bicumpleaños, siempre es un placer visitarte por lo de ”los bálsamos y los escritos”.

Parada a parada vamos descubriendo sitios de los que aprender o con los que simplemente entretenernos positivamente, para los que editamos mierditas lo importante es “disfrutar”, como me comentó al poco tiempo de mi inauguración blogueril el sensei JRMora. Así que a seguir disfrutando todos y todas por varios bicumpleaños (o así) y a seguir descubriendo nuevas paradas interesantes.

Tú escribes bien cabrón.

Recibe un abrazo J.

Miércoles dijo...
17 de febrero de 2010, 0:28

Por cierto, sabes que ahora Apát anda expandiendo su ciberimperio por Facebook ¿no? Tiene la red social acribillada a grupos :-)

Sensei Katorga dijo...
17 de febrero de 2010, 19:01

Labios como espadas rules!! Ouh yeah!!! (música de Duffman por favor).

J. dijo...
19 de febrero de 2010, 14:06

Isabel: Muchas gracias. Me alegro de que hayas decidido volver por aquí.

Ruiz: Me disfrazaré de contraluz en tu honor.

J. Lorente: ¿Metafísica? ¿Ahora se le llama así a juntar letras al tuntún? Y lo de vernos, ya sabes que siempre estoy en el mismo bar y siempre en el mismo sitio de la barra.

Necronomicón: JRMora es un genio todos los días, que es lo difícil, y yo sólo escribo bien cuando se alinean no sé qué planetas, que es con menos frecuencia de la necesaria (sí, necesaria es la palabra). Tenerte de lector es incluso mejor que ver mi blog mentado en el tuyo.

Miércoles: Sí, ya me ha reclutado entre sus huestes. A veces he llegado a pensar que no es un humano, sino un virus informático de esos que aprenden y mutan, como los de las pelis (joder, ¿cómo se llamaba esa peli del ordenador orgánico de los 80 que se cargaba a la gente, creo recordar que por un ataque de cuernos?), y acabará dominando el mundo con un ejército de Terminators japonesas. Yo ya he hecho acopio de lentejas en bote y vídeos de la Coixet. Lo primero, para sobrevivir si tengo que permanecer escondido en un sótano mucho tiempo. Lo segundo, por lo contrario.

Sensei Katorga: Eso, que rule que rule.

Gracias a todos por la visita. Podéis quedaros el tiempo que queráis, que he puesto cerveza a enfriar.