Here come the men in black

"Caiga quien caiga" ha vuelto a la parrilla televisiva, esta vez en La Sexta (sólo podía ser ahí o en Cuatro), con probablemente las mismas ganas pero indudablemente la mitad de talento. El programa que encabezó El Gran Wyoming y que contaba con un reparto lleno de chispa y creatividad, destacando Pablo Carbonell, Arturo Valls o Juanjo de la Iglesia, ha ido cayendo en calidad y cuota de pantalla desde su estreno a finales de los 90. Desde que Manel Fuentes (yo nunca le he visto la gracia a este tipo) cogiera las riendas, hasta su reentré hace un par de semanas con el radiofónico Frank Blanco a la cabeza, lo que otrora fue un notable ejercicio de crítica, imaginación, denuncia y humor ha derivado en un esperpento chabacano, servilista y que cae en el mal gusto demasiado a menudo. Ni la inclusión de la sobrina de Iñaki Gabilondo cogiendo el relevo del ocurrente Gonzo tiene visos de alargar una temporada cuyos índices de audiencia comienzan a adelgazar acordes con la época estival que se nos avecina. Siempre he pensado que un programa de estas características debe ser cualquier cosa menos complaciente con el poder (el CQC del Wyoming tuvo el atrevimiento de guiscarle al mismísimo Silvio Berlusconi, propietario indirecto de Telecinco, la cadena que emitía el programa), pero en la línea de "El Intermedio Diario" o "Salvados por", también de La Sexta, prefieren no morder la mano que les da de comer. Apenas un par de chistes benévolos para guardar la apariencia y a mirar para otro lado, que ya dijo el inefable Alfonso Guerra (qué buen reportero se ha perdido el "Caiga quien caiga") que el que se moviera no salía en la foto. Qué me gustaría a mí ver al follonero haciendo un "Salvados por los nacionalismos"...

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